Estamos
viviendo una situación política sumamente grave y lo más grave de todo
ello, es que estamos esperando que se produzca un milagro y que de la
noche a la mañana todo vuelva a ser hermoso, bellísimo y todos seremos
unos candorosos hermanos a los que previamente, claro, se nos está
exigiendo un sufrimiento capaz de acumular méritos para ese gran premio
que será cuando se recupere lo que los políticos llaman "normalidad".
Esta filosofía emana de la colonización que de Europa está haciendo la
democracia cristiana que parece que no sabe separar lo que es y no es
del César y sin que nadie sepa cómo, tenemos unos gobiernos en la Unión
Europea que en su propia definición ya se vinculan a una ideología
religiosa.
Ninguna religión, y por supuesto tampoco las
cristianas, puede ser compatible con la democracia, puesto que sus
propios postulados son atribuídos a la superior interpretación de un ser
supremo, con lo que un buen cristiano nace ya educado para aceptar sin
más las normas que creen se desprenden de revelaciones divinas y claro,
tampoco la participación de los cristianos en su vida religiosa es nada
democrática, pues no se pueden discutir los sacratísimos textos
religiosos, según ellos inspirados por Dios, si no que se aceptan sin
más y por supuesto, que ni tan siquiera los feligreses de una parroquia
pueden elegir al monaguillo, mucho menos al párroco, aún mas lejana la
posibilidad de elegir a un obispo y finalmente al papa en el caso de los
católicos.
¿Acaso con esa mentalidad, pueden llamarse demócratas?
El sistema capitalista, como todos sabemos tiene sus orígenes en el
protestantismo, sencillamente ha entrado en un proceso entrópico y lo
que yo pienso es que estamos asistiendo al final de una era o de una
civilización si queremos, pues el sistema capitalista ha fracasado
rotundamente, aunque se pretenda hacer reanimaciones esporádicas y a
destiempo, hemos de partir de la idea de que no será posible ninguna
acción que cambie el mundo, sin que previamente nos hayamos dado cuenta,
que hay un fracaso global de una era como ya ha venido ocurriendo a lo
largo de la historia: desapareció el poder griego, el egipcio, el
imperio romano y aunque por supuesto duró el cambio años, al final el
mundo funciona en grandes ciclos que al principio se aceptan con cierta
esperanza y poco a poco van fracasando y es así como ha avanzado la
civilización.
Estamos pues, guste o no guste, ante el final de
otro gran ciclo histórico y hemos de entender que todas las acciones que
hagamos intentando salvar un sistema condenado ya a extinguirse, serán
estériles y por supuesto peligrosas. No olvidemos que cuando las fieras
están heridas de muerte, sus últimos zarpazos son los más peligrosos.
El hecho de que los gobiernos estén subordinados a ocultos poderes
económicos, de que la ONU haya fracasado rotundamente, que haya un
tercer mundo absolutamente masacrado, que la corrupción sea la tónica
general de la política, no es algo que se resuelve a través de los
llamados sitemas democráticos, donde un sistema parlamentario, fruto de
una absurda política electoral, impone sus ideas una vez ganadas las
elecciones y a los electores se les dice que les hemos dado carta blanca
para hacer. Lo grave es que luego hacen todo lo contrario y tienen el
canallezco descaro de decir que representan la voluntad del pueblo.
¿Acaso el sistema parlamentario representa de verdad la voluntad del
pueblo? Para mí hay un hecho insólito en nuestro parlamento en el que
el señor presidente se permite el lujo de expulsar a los invitados a la
tribuna, o sea a los dueños del parlamento.
Es tan absurda esta
situación, que me planteo la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si el
mayordomo de una casa de la alta sociedad expulsara al dueño de la casa
porque ha bajado a cenar al comedor sin el traje de etiqueta?
Pues los políticos conocen muy bien esta realidad y se la saltan a la torera.
Para acabar os contaré una anécdota: Cuando era estudiante, di clases
particulares al hijo de una familia muy rica de Granada, un día como
ejercicio le propuse una redacción sobre una familia muy pobre, mi
sopresa fue cuando comencé a leer el citado ejercicio, ya que comenzaba
así: "Esto era una familia muy pobre, el padre era pobre, la madre era
pobre, los hijos eran pobres, los criados eran pobres, el chófer era
pobre, el jardinero era pobre...". Claro, para aquel niño no era posible
concebir una familia que no estuviese compuesta por todos estos
personajes. Pues esto es lo que les pasa a los políticos cuando reducen
la pensión de la gente, que para ellos supone firmar un papel, para la
gente supone el suprimir una o dos comidas al día.
Juan Miguel Portal Olea
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